No tiene ganas de jugar al escondíte y hoy se me aparece, sin más ni más. Comienza a explicarme por qué de su ausencia, y yo le escucho sereno, sin recriminar. Te busqué tras las esquinas como si siempre en la próxima te encontraría y la próxima y sino la próxima. La aventurera se había ido al sur del planeta con sus dos piernas caminando, luego a caballo y finalmente en tren de medianoche para poder dormir en movimiento. Si te despiertas en una ciudad desconocida bajate y conocela, el día debe ser para explorar ya que la noche tiñe de sombras el paisaje. Una nueva superstición te espera en cada población, tribus urbanas se tatúan el alma en las paredes, Cristo Viene, el Punk vive, Dj fulano, o debería reconocer que muchos son graffitis sin sentido absolutamente inoportunos. Y entonces me abrazó y se durmió sobre mi pecho como una nota de jazz que te ha envuelto en ritmos cadenciosos para luego irse suavizando hasta llegar a la orilla del silencio y entrar en él y hundirse.
Mi eterna enamorada, ya lo sabemos, despertarás y me habré ido. Un paradisíaco instante como éste vale la pena esperarnos otro año, pues para reencontrarnos nacimos y moriremos en un abrazo profundo.
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